jueves, 28 de noviembre de 2013

Templo de la Cueva del Tigre. Krabi (Tailandia).

Krabi es una ciudad de Tailandia ubicada en la costa del mar de Andamán. Desde ella se realiza el acceso a interesantes destinos viajeros, como las islas Phi Phi o el paraíso de Railey. Ambos enclaves gozarán de entradas en este blog en un futuro.

Pero Krabi es también un excelente punto base para realizar algunas excursiones por sus alrededores. Una, muy curiosa, es al templo de la Cueva del Tigre (Wat Tham Seua), ubicado a 9 kilómetros de la ciudad. El templo y la cueva en sí no son gran cosa, pero las panorámicas que se obtienen desde la cima de la colina son espectaculares.
Se puede llegar hasta la base en transporte público o furgoneta, o bien alquilando una bicicleta o motocicleta.

La cueva toma su nombre de un gran tigre que la habitó en otro tiempo, cuyos rugidos atronaban la jungla circundante. Años más tarde unos monjes ocuparon la cueva, pues se dice que el espíritu del tigre fue tocado por Buda y protege a quienes lo habitan. Observaremos numerosas figuras religiosas y a los monjes, con su túnica naranja, que realizan en la gruta su vida cotidiana.

Una vez visitada la cueva nos toca lo más duro de la visita: el templo se halla en la cima de la colina; para llegar hasta él debemos ascender una escalinata que tiene, ni más ni menos, 1.237 escalones.

Mis recomendaciones son las siguientes:

1º-Evaluar nuestra forma física. Si se padece del corazón o el aparato respiratorio, o se está débil (por ejemplo, por diarreas), conviene no realizar la ascensión. El premio está en la cima; lo que vemos durante la ascensión no compensa el ingente esfuerzo si no se llega a la cumbre.

2º-Los escalones son altos y su profundidad escasa, por lo que requieren esfuerzo y precaución al bajar.

3º-No iniciar el ascenso con mucha energía, pues hay muchas probabilidades de quedar desfondado enseguida. Se puede subir en media hora, pero lo habitual es hacerlo entre 45 minutos y una hora.

4º-Hay que llevar mucho líquido, pues al bochornoso clima tropical se suma el abundante sudor debido al esfuerzo.

5º- Precaución con los numerosos monos que nos salen al paso. Son agresivos y ladrones. A mí uno me arrebató una botella de agua en un despiste; abrió el tapón de rosca, la volcó y se puso a beber el agua derramada. Pueden llevarse las cámaras, las mochilas, la comida y los zapatos que dejamos para pisar el templo (mejor llevar los zapatos en la mochila o colgados al cuello atados por los cordones). También arañan y muerden; en este último caso es recomendable vacunarse contra la rabia.

En la cima podemos reponer el agua en una fuente. Hay un Buda dorado gigante, y una excelsa panorámica sobre la campiña hasta Krabi y las selvas y montañas calizas circundantes.



Texto y fotografías: Antonio Vela (Saqura).




La estética de muchas figuras religiosas es discutible. Con todo el respeto que se merecen, por ser sagradas para muchos seres humanos, a veces parecen muñecos de falla.














Entrada a la Cueva del Tigre.














Cueva del Tigre.














Los monjes atienden y aconsejan a los feligreses.









Ofrendas al animal sagrado.














Esqueleto de cetáceo.




Inicio de la escalinata. 1.237 escalones nos separan de la cima.




Los escalones son altos y poco profundos.














Empezamos a obtener panorámica.




Los monos son abundantes en la escalinata. Hay que tener precaución con ellos.









Encontramos algunas capillas.














No se acaba nunca.




La jungla que todo lo invade.









Hermosas montañas calizas.




Llegamos a la cima de la colina.









El gran Buda dorado.




Una foto de recuerdo.
























Balcones colgados sobre el abismo.




Exuberante vegetación tropical y hermosas montañas calizas.









Al ser la primera altura sobre la llanura las antenas de comunicaciones colonizan la cima.




De ahí abajo venimos.









Balcón sobre el abismo.



















Las nubes del monzón.




Realizamos el descenso con precaución. Apenas hay superficie para apoyar plenamente el pie.









El tigre sagrado nos despide.