Una visita a La Boca es una asignatura obligatoria para todo viajero que visite Buenos Aires.
El colectivo 29 me trae desde Plaza de Mayo.
Empieza la actividad diaria en la Vuelta de Rocha.
El viejo puente Nicolás Avellaneda se refleja en las aguas del Riachuelo.
Buen lugar para tomar un cafecito al tibio sol invernal.
El Samovar de Rasputín.
¡Ché, flaca!. Haceme una fotografía.
Al arribar a la llamada Vuelta de Rocha, prolongación de Pedro de Mendoza, por fin llegamos a una de las típicas metas turísticas de la ciudad de Buenos Aires: la calle Caminito. Caminito no nació como calle; en una época fue una desviación del ferrocarril que llevaba hasta las orillas del Riachuelo que con el tiempo cayó en desuso, convirtiéndose entonces en un atajo -caminito- muy utilizado por los vecinos de La Boca. Es por eso que la calle Caminito no tiene puertas, dado que a ella da la parte posterior de las casas que la flanquean; pintadas con colores muy vivos, los balcones rebosantes de plantas o de ropa tendida le dan un sabor característico. Una tapia de mediana altura sirve de soporte a murales, bajorrelieves y cerámicas, que en su mayoría hacen referencia al tema del tango. Y fue el tango quien le dio fama a Caminito, concretamente uno muy popular del mismo nombre obra de Juan de Dios Filiberto.
¿Por qué a los grandes los nombran siempre con el diminutivo?.
Dieguito.
Evita.
Carlitos.
¿Qué mira la cana?.
¡Ah!, ya sé. A la mina.
Y Carlitos sonríe cómplice.
Y a mí; ¿nadie me mira?.
Estas son mis credenciales.
Tango...
...y más tango.
Que no falte.
Se va haciendo hora de morfar.
Pero antes un poco de tango callejero.
Sin dudarlo, y como de costumbre, me dirijo a El Obrero.
Un rincón asturiano mimetizado con la estética porteña.
Los platos escritos en las pizarras.
Un paseo por el Riachuelo para hacer la digestión.
Los barcos fluviales: Río de la Plata, Paraná, Uruguay...
Viejo y nuevo puente Nicolás Avellaneda.
Los barqueros de la isla Maciel.
La pampa húmeda invade los restos del naufragio.
Muchos barcos vienen a morir aquí.
Y algunos pasan temporadas en el dique seco; vamos, como yo.
La herrumbre se apodera de los moribundos.
La luz va aflojando a lo largo de la tarde...
...y las grúas y almacenes se difuminan en las aguas temblorosas.
Nicolás Mihainovich. Glorioso "vapor de la carrera" que...
...todas las noches unía Buenos Aires con Montevideo.
Evita nos dice adiós, pero aún no nos vamos.
Hay que gozar de la luz dorada...
...que suaviza los colores.
En muchos años, sólo vi una vez pasar un tren.
Ford Falcon. Un hermoso auto de nefasta memoria.
El tango sigue acechando. ¿Osvaldo Pugliese?.
Bailando en las cornisas de la vida.
En nada se encienden las farolas.
Las primeras.
Empiezan los nubarrones que barruntan sudestada.
El cielo se incendia.
Es hora de tomar un cafecito en La Perla.
No hay mejor lugar para conversar que los cafés de Buenos Aires.
¡Mozo!: una copita de caña Legui.
Compongo el tango de las sillas vacías.
Un vistazo al interior antes de volver a casa.
El motivo -cualquier excusa es buena- para volver siempre a Buenos Aires.
4 comentarios:
Que maravilla Antonio!!... me ha dejado alucinado ese barrio. Por supuesto había oído hablar de él y había visto fotos, pero nunca con la cercanía que tu has mostrado. Quiero ir yaaaaaa!!!
Excelentes fotos!!!
Es uno de los barrios más coloridos y pintorescos de Buenos Aires. Cara a cara con el Riachuelo, un paisaje de aguas olorosas, puentes y barcos, nos recuerda a aquellos tiempos de la inmigración y la construcción de la ciudad. La Boca es un barrio antiguo, simple, con muchas casas derruidas, por la Vuelta de Rocha nos podemos deleitar con las casitas de chapas y colores que supieron ser populosos conventillos y hoy lucen como ateliers de artistas y artesanos. En Caminito vemos el arte al aire libre, la artesanía y el aprovechamiento turístico de la zona con comercios y restaurants para la ocasión.El tango como distintivo de la ciudad, con parejas que bailan y posan para la foto. Por ahí cerca tenemos la casa museo de Benito Quinquela Martín, la Fundación Proa y la famosa Bombonera. La Boca es uno de los barrios que es imperdonable no conocer en una visita a Buenos Aires.
Josefina A. - Hoteles Buenos Aires Capital
Es muy curioso conocer los lugares a traves de los ojos de otro; muchas veces, el grado de implicación depende en gran manera de la fidelidad que te merezca el embajador visual; para los que nos dedicamos en cierto modo a ir adormeciendo y amodorrando enamoramientos de lugares imposibles que nos van salpicando nuestro casi siempre marcado camino, tener inventariado al "Toni" para que sus andorreos nos vayan ilustrando y dando placer, provocan al final las ganas de decir ¿donde hay que dar las gracias? Ojalá el título de este blog sea un talismán que ayude a llevarte a todos los puertos donde quieras ir...por cierto, precioso y divertido reportaje
Hola, Antonio!
Hoy me regalaste un paseo por La Boca y me llenastes de añoranzas. Gracias!!!
Ay!!! Esos rincones de Buenos Aires que tanto nos hacen soñar, que tanto nos animan a volver.
Un abrazo.
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